jueves, 19 de junio de 2014

Indecisión

Querida Favi:

He pensado varias veces cómo comenzar esta carta y qué podría decirte en ella que pudiera interesarte, llamar tu atención lo suficiente como para escribir una respuesta, pero la verdad es que sé que sería poco probable conseguirla pues siempre me he caracterizado por ser la débil en esta amistad, y estoy segura de que a pesar de lo que diga siempre has sido tú, tú, la que has ganado.

Así que contaré cosas al aire, cosas que me gustaría decirte en uno de esos días normales en que nos vemos y platicamos de temas variados. Aquí todo es igual que siempre. ¿Recuerdas cuando íbamos al cuarto de copiado y discutíamos por todo mientras las copias salían una a una a contrarreloj? Te desesperaba que pusiera los números del 1 al 9 con un 0 a la izquierda, y que olvidara marcar las notas que teníamos que marcar; llegar a las 12:00 p.m. con el paquete a edición era ya toda una odisea. Sandy lo está entregando mucho más tarde, puede que no te lo tenga que decir, después de todo ya no tienes nada que ver aquí pero no puedo evitar pensarlo cuando el sitio donde estoy sentada da directo a tu antiguo lugar.

La verdad es que a pesar de lo que te pueda decir, aquí no te extraño tanto como había pensado que lo haría, aunque no tenga con quién hablar, aunque mire tu silla vacía, aunque mi horario de media noche a 4 de la mañana se torne aburrido la mayoría de los días...pero no te extraño tanto. No extraño, por ejemplo, el nervio de llegar temprano para evitar tus enojos, ni aquellas discusiones de copiadora donde terminábamos por enviarnos al diablo sólo porque había olvidado ponerle número a alguna nota o texto; no extraño cuidarme de qué decir o a quién hablar para no causarte una molestia y tampoco extraño fijarme por dónde caminar para no tropezarme contigo y Roberto y que pensaran que los estaba vigilando. No extraño aguantarme las ganas de ir al sanitario para no mirarlos, no extraño los nervios, no extraño tener que aguantar los comentarios fuera de lugar que pudieran hacer de ti o de mí, no extraño los chismes, no extraño tu mal humor, no extraño cuidarme de que me veas dormir, no. Extraño más bien que pasáramos un buen rato hablando de tonterías, que no me sintiera como la única persona fuera de lugar, extraño ir contigo a todas partes.

¿Quieres saber más? Rosa me ha dado los TXT/PIZ que hace para que los cheque antes, es hasta halagador, ¿Por qué no decirlo? pero también sé que es algo que después podría traerme problemas si yo llego a equivocarme también o si alguien decide que la información no debe ponerse de cierta manera, de todas maneras lo hago pues me gusta sentirme útil, todo lo útil que me sentía hace apenas un mes, dos meses, tres...

Anoche soñé con mi abuela, por cierto, me gustaría contarte que se veía feliz, más repuesta. Besaba su mano y la llevaba conmigo al trabajo, a una fiesta y a caminar, para demostrarle lo mucho que la quería y lo orgullosa que me sentía de que fuera mi abuela. Sus ojos, tiernos como siempre, casi se llenan de lágrimas cuando le dije que la llevaría a una reunión con amigos. Luego desperté, y lloré.

Favi, contesta el teléfono, por favor contesta el teléfono. No tengo nada que decir, pero aún así quiero saber que todo está bien. Crees que no duele, que como te dije aprendí que primero soy yo antes que los demás, pero llevas 6 llamadas perdidas y eso demuestra que no es así. Puede que sea diferente si esto es para siempre, morderé mis labios y mi lengua para no buscarte más, pero no mientras exista la posibilidad de arreglarlo.

Te quiero, Favi. Te quiero de verdad.

viernes, 18 de abril de 2014

Gabriel García Márquez

Probablemente pase. Probablemente en unos años mis hijos me pregunten quién fue este escritor y por qué tanto "barullo" con su vida y obra. Probablemente también me pregunten lo que estaba haciendo el día en que se anunció su muerte y es por eso, por el probablemente, que he decidido escribir esta entrada...

"Separaba la basura de unas cajas cuando me llegó una notificación del celular" les diré. El día anterior (así como el anterior a ese) había llovido tan fuertemente que dos cuartos de la casa se habían inundado debido a la inmensa granizada, la mayor en casi dos décadas; por lo que el momento que tanto había esperado su abuela (mi madre) llegó inevitablemente y por fin abrí aquellos recuerdos para deshacerme de ellos. ¿Qué había dentro? Juguetes, foami, libros escolares, basura, collares, pulseras, colores... pero aunque entrañables, ninguno me causó tanto impacto como aquel aviso de Noticieros Televisa.

El celular decía "El escritor y poeta Gabriel García Márquez falleció esta tarde". No tengo idea de cómo se enseñará literatura en la posteridad pero cuando leí esas letras lo primero que vino a mi mente fueron aquellas tareas escolares donde nos dejaban leer sus obras, entre ellas "Crónica de una muerte anunciada", que recuerdo haber odiado pues estaba llena de "paja" y no conducía a ningún lado. "No la volvería a leer jamás" me dije en ese momento, "no me gustó", y por un momento me disculpé mentalmente por la grosería con el señor.

Mi madre me regaló "Doce cuentos peregrinos", la verdad nunca lo terminé de leer.

Mi prima debe su nombre a uno de sus libros, cabe destacar. Amaranta. Personaje de "Cien años de soledad". Obra que leyeron mi tía, mi madre y mi prima (por supuesto) y que tanto me he negado a leer debido a que me contaron el final, y odio que me cuenten los finales: "¿Para qué lo leo si ya me lo arruinaron?" Exclamé. Lo siento Gabo.

"La fiebre por las redes sociales, el Facebook por ejemplo, estaba en su pleno apogeo. Había frases de artistas, escritores, inventores y demás por toda la internet, por supuesto de García Márquez también" les explicaré. Frases como:

 “La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener”

“El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”

“Dile que sí, aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas, porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le contestas que no”

"Y la gente las adornaba con imágenes o fondos simples o complejos para resaltarlas". Así se vivía en el 2014, con una fiebre de semi poetas frustrados y a veces mal hablados o escritos que servían como desahogo para expresar (sobretodo) el desamor y la soledad. Esa red social se volvió como otras tantas veces, en la boca de todo fanático de la lectura, y de otros que no lo eran tanto, pero que gustaban (como siempre) de decir que a ellos les había dolido su partida aunque sólo hubieran leído una sola de sus obras. Y a veces ni eso.

El último libro que compré de él, por cierto, fue "Memoria de mis putas tristes" como regalo de cumpleaños para mi tía Lucina, que gusta de ese escritor y ese título faltaba a su colección, mi madre también lo compró para ella. Y por cierto, sí, no le gustó. Y tampoco leí.

Finalmente, y a pesar de lo que la persona detrás de esta pantalla pueda pensar o decir, sé que tenía millones de lectores fanáticos, se notaba hasta en las ferias de libros (¿Existirán cuando les cuente esto a mis hijos? ¿Existirá la obra escrita en papel o todo será por medio de la magia digital?). Recuerdo aquella en el Palacio de Minería, donde inclusive dedicaron una sección sólo a los libros de Gabriel, podías buscar por secciones de novelas, ficción, educativos y claro, Gabriel García Márquez, una repisa para él solo, llena de sus títulos, la gente buscando entre ellos para ver cuál les llamaba la atención.

Adiós Gabo, adiós Nobel del realismo mágico, ícono literario. Algún día puede que le cuente a mis hijos todo lo que recuerdo de ti, y si no lo hago, siempre podré recurrir a esta entrada y leerla para no olvidar un detalle. Espero que allá arriba, donde estés, sigas escribiendo, mira el mundo y relata lo que ves, pues todavía hay muchas historias que contar.